Exposición individual «Esquizografías automáticas» de Aristides Rosell

Noviembre 2016

Esquizografías automáticas

Animado por la lectura de un catálogo razonado de Bonifacio Alonso, exquisito –y aún poco estudiado- maestro del expresionismo abstracto contemporáneo español, Arístides Rosell replantea su obra más reciente como un conjunto pictórico que él compara y decide definir como “esquizografias”, un concepto hasta ahora aplicado en algunos pocos estudios de psicología para una especie de “escritura esquizofrénica”…Digamos, que el artista se apropia de la desmesura, del desorden, del caos gráfico, para encontrar una manera particular de expresión, donde la definición misma del contenido obstaculiza definir al continente.  Un desbordamiento de imágenes que subyacen en la memoria y que emergen en medio del desconcierto. Deformidad a priori,  expresividad grotesca pero sutil, burlesca pero anárquica. ¿Hablamos de un arte espontáneo, de un automatismo donde los trazos fluyen por sí solos desconectados de todo raciocinio? Es algo más. Es un conjunto de ideas, de bosquejos, de antiguos proyectos que se recomponen a sí mismos y que encuentran una puerta de salida instantánea, una revelación confusa ante el espacio en blanco y que terminan acomodándose en un espacio bidimensional tomando forma como una avalancha de ideas y formas que se entremezclan de modo anárquico, circunstancial y bajo desbordamientos emotivos.

“Ahora dejo que fluyan y sólo son deseos –dice Arístides-; esos malditos deseos de la desesperación ante el lienzo, que no deja espacio en blanco (entiéndase quedarse en blanco) para que las ideas fluyan en un corto espacio de tiempo y que la preparación no sea tan añeja. Me refiero a la monocorde tarea del absurdo pensamiento que posiblemente ya no esté presente pero sigue dándome punzadas sin que pueda hacer nada … o casi nada.”