Inauguración: 4 de octubre de 2019 a las 20:00 h
Temporalidad: Del 4 de octubre al 6 de diciembre de 2019

Una y otra vez, Vicent Marco traza los contornos difusos entre lo abstracto y lo figurativo, mientras revela los matices inexactos de una ambigüedad y un contrasentido que va más allá de la interpretación del arte y su socialización. Siempre que se hace relectura de su obra, éste es un supuesto que persiste y se afianza. Ahora regresa a la Casa de la Cultura de Alzira para ofrecer un conjunto de lienzos en pequeño formato y algunos de gran formato, reiterando tales conjeturas. ¿Qué ocurre con el arte en el instante mismo de ser socializado?. ¿Qué escapa de la obra y se va con el espectador?. ¿Por qué y para qué miramos una pintura?. ¿Qué sensibilidades despierta?. ¿Qué vacíos deja?.

Las fronteras podrían estar fijadas en la obra misma, en la mirada que Vicent Marco quiere desnudar -o quizás desviar- o recrear. Hombre y arte a uno y otro lado, comunicados o incomunicados. Podría el artista invitarnos a un diálogo con esta especie de retrato que funciona como espejo reinterpretado de nosotros mismos mientras observamos. El arte nos mira mientras le miramos. ¿O será al revés? ¿Se puede mirar sin ver? ¿Puede ser disfuncional la empatía que tendría que existir entre público y arte, bajo el influjo de lo mediático? ¿Cuántos elementos de distracción medran hoy esa relación íntima que tendría que surgir frente a una obra de arte? Cuando se observa esos visitantes de galerías y museos más interesados en llevarse una foto que testimonie su presencia ante una pintura famosa en las redes sociales, uno se pregunta si la condición de existencia de la obra misma está siendo suplantada por un estereotipo que la despoja de sus valores reales. En una sociedad marcada por los dictámenes del mercado y la excentricidad que define lo informativo, las zonas creativas que se distancian estética y conceptualmente de esa especie de “moda” parecen estar siendo marginadas, relegadas por su condición menos “noticiable”.

Es así como Vicent Marco se adentra en la relectura crítica de estas sintomáticas distracciones del entorno contemporáneo, desde dentro y más allá de la obra de arte misma, donde se desmenuzan esas otras historias que habitan en sus lienzos. Uno tiene la sensación de que esa invidencia está resultando un pesado lastre para el arte mismo y que las variaciones y formas en que se produce la desconexión están claramente mediatizadas. Esta otra realidad, en los “límites de la mirada”, el artista traza infinidad de interrogantes sobre los nexos entre el arte, la institución y el público. No es un cronista circunstancial, es un observador atento y centrado en unas formas expresivas que consiguen revelar y retratar con acierto crítico una situación inoperante en el entorno artístico. La distracción como causa de ceguera. Lo mediático como causa de distracción.La pintura de Vicent Marco es el análisis e investigación acerca de lo que dejamos de observar sobre la realidad que nos vulnera. Pintor de método, apuesta por romper las cotas tradicionales del lienzo y atizar nuestra inopia con infinitas interrogantes. Cada lienzo parece seccionado en dos planos de realidad, donde lo abstracto cohabita con lo figurativo para evidenciar un espacio de conflicto. Lo curioso en la obra del artista es que esta polaridad coexiste y sintoniza.

La propuesta expositiva de Vicent Marco (L’Alcúdia, 1956) sintetiza la trayectoria de un artista en plena madurez conceptual, un crítico mordaz del predominio mediático y tecnológico frente al arte, cronista y descubridor de esa conflictividad existencial y sus efectos sobre la cultura de masas. El arte secuestrado y relegado por la hegemonía de la moda, las tendencias y esa pseudocultura impuesta por la publicidad comercial. Marco nos abre los ojos, nos alerta sobre cómo las nuevas tecnologías modifican las reglas de la creatividad artística, trazando una disyuntiva ante el peligro.

Aristides Rosell